La aplicación del copago y la receta electrónica dentro del espacio de salud pública sigue generando importantes dudas sobre cómo proteger los datos de los usuarios por parte de las farmacias.
La Agencia Española de Protección de Datos ha emitido ya varios informes jurídicos sobre este asunto pero la falta de una normativa más clara y la escasa formación al respecto de este asunto por parte de boticarios siguen generando muchos problemas. Gran parte de las malas prácticas que se están llevando a cabo durante los últimos tiempos se deben más a la falta de formación que a mala fe por parte de los responsables de farmacias.
Una de las dudas más frecuentes en lo que se refiere al copago hace referencia a la opción de conservar el nivel de aportación de cada paciente. La directriz en este caso es tajante: no. El farmacéutico, basándose en dicha información facturará las recetas correspondientes pero la información de la aportación del paciente no se puede almacenar.
En cuanto a la receta electrónica también existen ya quejas y denuncias por un mal uso. La mayoría se deben a que los boticarios copian la información del cliente, donde se incluyen datos tan sensibles como el historial médico algo que no debería ocurrir. En la práctica, solo se pueden conservar los datos necesarios para la facturación y no los datos médicos que aparecen en la receta.
La AEPD está siendo sensible con esta problemática y está zanjando la mayoría de sus resoluciones en apercibimentos sin imponer la sanción que acarrea el mal uso de los datos de los pacientes. En la Agencia entienden que los profesionales necesitan una mayor formación y asesoramiento algo que debería llegar en la mayor brevedad posible. Más, teniendo en cuenta de que se manejan datos considerados de un nivel alto de protección.